En el \u00e1mbito de la crianza, una noci\u00f3n com\u00fan y a menudo exigente es que los ni\u00f1os deben cumplir las instrucciones de sus padres al instante. Cuando esta expectativa no se cumple, muchos progenitores pueden sentir que est\u00e1n fallando en su labor o que sus hijos son desobedientes. Sin embargo, el reconocido pediatra Carlos Gonz\u00e1lez ofrece una perspectiva diferente y m\u00e1s compasiva. A trav\u00e9s de una analog\u00eda sencilla, \u00e9l explica que esperar una obediencia inmediata es tan il\u00f3gico como pretender que un ni\u00f1o domine la multiplicaci\u00f3n el primer d\u00eda que se le ense\u00f1a. Esta visi\u00f3n recalca la necesidad de entender el ritmo de aprendizaje infantil, que requiere repetici\u00f3n, pr\u00e1ctica y una constante gu\u00eda.
Gonz\u00e1lez argumenta que, as\u00ed como nadie espera que un ni\u00f1o aprenda las tablas de multiplicar en una sola tarde, tampoco deber\u00edamos exigir que internalicen las normas del hogar de forma instant\u00e1nea. La obediencia, como cualquier otra habilidad, es un proceso de desarrollo que implica ensayo y error. Frases comunes como \u201cTe lo he dicho mil veces\u201d o \u201cYa eres mayor para hacerlo solo\u201d, aunque comprensibles por el cansancio parental, no contribuyen a un aprendizaje efectivo. En cambio, se requiere acompa\u00f1amiento continuo, explicaciones repetidas y mucha paciencia. La autoridad, seg\u00fan el pediatra, no se impone por una \u00fanica instrucci\u00f3n, sino que se construye a trav\u00e9s de una presencia constante y un compromiso genuino con la educaci\u00f3n de los hijos.
La neurolog\u00eda infantil tambi\u00e9n juega un papel crucial en este entendimiento. El cerebro de un ni\u00f1o no ha desarrollado completamente las funciones ejecutivas necesarias para la planificaci\u00f3n, el cambio de tareas o el control de impulsos. Por lo tanto, pedir a un ni\u00f1o que deje de jugar para recoger sus juguetes implica no solo obedecer, sino tambi\u00e9n gestionar la frustraci\u00f3n y recordar reglas, procesos que son complejos para su etapa de desarrollo. En este contexto, la \u201cdesobediencia\u201d no es un acto deliberado de rebeld\u00eda, sino una manifestaci\u00f3n de que est\u00e1n en medio de un proceso de aprendizaje que demanda tiempo y apoyo.
El mensaje central de Carlos Gonz\u00e1lez invita a los padres a cambiar su enfoque, pasando de una expectativa de obediencia inmediata a una comprensi\u00f3n m\u00e1s profunda del desarrollo infantil. Al adoptar esta nueva perspectiva, los padres pueden reducir la presi\u00f3n irreal sobre s\u00ed mismos y sobre sus hijos, cultivando un ambiente de mayor empat\u00eda y comprensi\u00f3n. La crianza es una marat\u00f3n, no una carrera corta, y el \u00e9xito radica en la constancia, la gu\u00eda repetida y la paciencia, aceptando que, como en el aprendizaje de las matem\u00e1ticas, la obediencia tambi\u00e9n se asimila gradualmente.